EL CLUB PICKERING Historia de la Ciencia en Europa

Historia de la Ciencia en Europa  Análisis Club Pickering




El siglo XIX puso en circulación en ciencia dos conceptos que no han parado desde entonces: progreso y evolución. Se introdujo el tiempo en el campo de la biología terrestre, y también en los cuerpos celestes.

En astronomía surgió la pregunta del tamaño del universo. Las medición de los paralajes estelares mostró que no se podía utilizar la trigonometría para la mayoría de las estrellas, lo que indicaba que estaban demasiado lejos.
Surgió el imperativo de clasificarlas. La gran cantidad de datos obtenidos con ese fin por fotografía y espectografía llevaría a la idea de que también las estrellas evolucionaban.

Angelo Sechi, director de la universidad gregoriana de Roma, fue el primero. Comenzó a recoger datos de espectrocopía de estrellas en 1849. En 1966 propuso una primera clasificación de estrellas agrupándolas en tres clases según las líneas del espectro que mostraba su luz. Mas tarde, tras acumular muchos más datos empíricos, propuso que eran 5 clases de estrellas.
Carl Vogel, astrofísico director del observatorio de Potsdam, el mejor dotado en Europa entonces, realizó otra clasificación a partir de la secuencia de enfriamiento de J.F. Zoliner , según la luminosidad de las estrellas captadas por los fotómetros. Josep Norman Lockyer propuso una secuencia fria-caliente –fria las sucesivas fases por las que pasaría una estrella a lo largo de su vida hasta extinguirse como un foco de energía radiante y desaparecer.

Fue en Estados Unidos donde se formuló la clasificación más exitosa realizada por el equipo que creó el astrónomo de la universidad de Harvard Edward Pickering , director del Observatorio de Harvard desde 1876 hasta 1919.
Realizó un estudio sistemático de espectros de estrellas registrados en gran número de placas fotográficas, que permitía hacer comparaciones estadísticas. Su esfuerzo empírico consistió en acumular tanta información como fuera posible. Incluso junto con su hermano creó un observatorio en Perú en 1891 para observar también las estrellas del hemisferio sur.

¿Cómo pudo procesar la ingente cantidad de fotografías de espectros de la luz de las estrellas que le permitió durante más de 40 años elaborar nuevos catálogos con tan innumerables datos de posiciones y brillos de las mismas?
Gracias al equipo de grandes y tenaces profesionales, que por ser mujeres recibían un pequeño salario, lo que le permitía tener más colaboradoras:
El Club de Pickering.

Fueron conocidas como las Computadoras de Harvard, aunque los científicos masculinos se referían a ellas despectivamente como “el Harén de Pickering”

Esto no hubiese sido posible en Inglaterra, donde las mujeres no estaban bien vistas en el campo de la astronomía. En Estados Unidos las mujeres estaban presentes en los campos científicos de la astronomía, aunque cobraran sueldos mucho más bajos que los hombres en todos los escalafones profesionales. Pickering siempre fue partidario de igualar los salarios, pero no lo consiguió.

Tal fue el caso de la inglesa Cecilia Payne-Gaposchkin que tras completar sus estudios en el Collage femenino de Cambridge, queriendo ser astrónoma tuvo que trasladarse a Estados Unidos donde investigó en el Observatorio de Harvard, donde recibió el primer título de doctor en Astronomía otorgado a una mujer,

Su tesis doctoral fue durante mucho tiempo la más brillante de la historia de la Astronomía. Utilizando las placas espectrales de las estrellas concluyó que las estrellas están compuestas de hidrógeno y helio, y que estos elementos son los más comunes en el Universo.

Siempre con sueldos más bajos que los de los hombres, fue nombrada catedrática de Astronomía, y posteriormente directora del Departamento de Astronomía.

E. Pickering empezó contratando para este trabajo en el Observatorio a Williamina Fleming , que trabajaba para él como empleada de hogar, y era muy eficiente. Descubrió la Nebulosa del Caballo, elaboró el primer catálogo Draper de espéctros estelares clasificando 10.351 estrellas en 17 categorías. Fue la primera en proponer la utilización de letras para la clasificación estelar en base a la cantidad de hidrógeno observada en sus espectros.

Fue María Mitchell, primera profesora estadounidense de Astronomía, quién le aconsejó a E. Pickering que contratara mujeres que se dedicasen a este campo como profesionales porque las consideraba más hábiles realizando trabajos tediosos y que requerían mucha paciencia.

A W. Fleming se unieron cerca de 80 mujeres computadoras a lo largo de esos 40 años.

Annie Jump Cannon, especialista en física y astronomía. Creó el sistema de clasificación estelar que aún hoy se utiliza y que utiliza 7 letras -O, B, A, F, K, G , M- para organizar las estrellas de las más calientes –O, gigantes rojas, a las más frías, M, enanas rojas-.
Henrietta Swan Leavitt, entró en el observatorio como voluntaria tras formarse en el Radcliff Colleje. Tardaron 7 años en contratarla, en1895. Superponiendo una placa sobre otra podía comparar la variación de brillo de las estrellas. Así encontró que se pudieron calcular muchas distancias relativas y absolutas entre estrellas. Fue candidata al Premio Nobel, pero había fallecido por un cancer en 1921. Florence Cushman trabajó en el observatoro de Harvard durante casi 50 años, entre 1888 y 1935. Colaboró con Annie Cannon en el laborioso proceso de observación y clasificación de estrellas para el catálogo de Henry Draper.
Antonia Maury mejoró el sistema de clasificación de Annie Cannon; su trabajo se considera un elemento integral en el desarrollo de la Astrofísica teória. Colaboró con Pickering identificando estrellas binarias. Descubrió la segunda estrella binaria conocida como Beta Aurigae
Se organizaron como un equipo eficaz de dos en dos, unas observaban las placas con lupa, las “observadoras”, otras anotaban los datos, las “registradoras”, y quienes realizaban los cálculos eran la “computadoras”. Mientras una observaba una placa otra anotaba los datos en un libro.

Las computadoras de Harvard hicieron algo más que computar: descubrieron galaxias, nebulosas, e hicieron importantes aportaciones a la ciencia de la Astronomía.
Entre 1877 y 1960 unas cien mujeres trabajaron como computadoras de Harvard analizando más de medio millón de placas fotográficas. Muchas eran astrónomas tituladas en la universidad, pero cobraban como un trabajador masculino sin oficio, menos que un oficinista.

No se les pagaba para pensar, pero lo hicieron.
E. Pickering publicó el primer Catálogo Henry Draper (en honor al Astrónomo inglés cuya viuda donó el dinero para el proyecto) en 1890, con más de 10.000 estrellas clasificadas según su espectro.

Evelyn Leland, Mary H. Vann, Alta Carpenter, Dorothy Black, Marion Whyte, Grace Books, la ya nombrada Cecilia Payne-Gapochkin, Johanna Mackie, Arville Walker, Edith Holl, Lillian Hodgdon... fueron algunas otras científica astrónomas que trabajaron en el observatorio de Harvard a comienzos del s. XX.


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