CIENCIA Y ARTE VALKIRIA, de JOANA VASCONCELOS

“EGUERIA”


Autora                    Joana Vasconcelos

Materiales           ganchillo de algodón tejido a mano, otros materiales

                               textiles, miles de luces de leds, cables, microcontroladores

Fecha 2018 Emplazamiento museo Guggenheim



Esta monumental e impresionante obra de arte pertenece a la serie Valkiria con la que Joana Vasconcelos transmite la idea de figura femenina que, a modo de las valquirias de la mitología escandinava, sobrevuelan sobre la escena social con el poder de acompañar y gratificar a los humanos.

Egueria fue realizada exprésamente para su instalación en el atrio del museo con motivo de la exposición monográfica de las obras vanguardistas de J. Vasconcelos que llevaba por título “Soy tu espejo”.

Se trata de una obra de dos toneladas de peso realizada en ganchillo y telas bordadas durante 2 años en el taller de la artista, con ocho brazos que se expanden por el atrio del museo de 40 metros de alto. Supuso el trabajo de 20 artesanos de su taller en el que hay 50 colaboradores.

Su autora explica que el ganchillo, una constante en sus obras de arte, a su juicio “era uno de los pocos medios con los que las mujeres que no sabían leer ni escribir podían expresarse antaño. Para muchas, el ganchillo ha sido la única forma de expresión que han tenido en su vida” J. Vasconcelos

https://www.youtube.com/watch?v=Nrh7OzoBl3I

Joana Vasconcelo es una artista conceptual, parte de la idea, del concepto que quiere desarrollar en su obra de arte para transmitirlo. Luego esa idea la refleja a partir de materiales de la vida cotidiana. No son materiales que procedan del reciclaje, sino que son objetos cotidianos. Así su obra “La novia”, que impresionó en su exposición en el palacio de Versalles, una enorme lámpara de araña colgada del techo llegando hasta el suelo... está hecha con tampones y leds. O su monumental zapato de tacón de aguja hecho a base de cazuela, transmitiendo la idea del doble trabajo femenino, fuera y dentro del hogar, el asalariado y el no retribuido.

Egeria es una valkiria, “Es un cuerpo femenino que habita en una estructura masculina. Algo necesario después del fabuloso encuentro entre dos hombre: Frank Gehry y Richard Serra” J. Vasconcelos

La artista se está refiriendo al arquitecto de la obra de arte que es el propio museo y al escultor que ha dejado sus impresionantes obras en acero dentro de una inmensa sala que creo se diseñó para que ellas la habitaran de forma permanente, la exposición “La materia del tiempo”. Frank Gehry quiso al diseñar el museo transmitir la idea de un edificio vivo en el que el atrio, de 40 metros de altura, es su corazón, y las pasarelas que conectan lateralmente las salas de los pisos superiores serían sus arterias. Su envoltura, la piel de un pez, junto a la ría (espacio que el artista eligió para la ubicación de su obra), cuyas escamas son las cientos de placas de titanio que lo cubren todo él, tejado incluido.

Durante la exposición de J. Vasconcelos en ese museo la artista ocupó la estancia más grande del mismo, el atrio, el corazón del museo, con la presencia de una impresionante Valkiria diseñada exprofeso para ese espacio y ese momento.

J. Vasconcelos, portuguesa afincada en Lisboa, se define como feminista que le gusta y disfruta del papel femenino de género que la sociedad promulga para las mujeres. Disfruta sintiéndose “femenina”. Pero mientras sigamos habitando la desigualdad tendrá que seguir ella siendo feminista.

“Egueria” se podía ver desde el exterior del museo a través de sus ventanales de cristal. De noche Egueria mantenía encendidas las cientos de leds que permanecían apagadas y ocultas entre sus tejidos durante el día. Incluso con el museo ya cerrado. Al pasar junto al museo, incluso desde el otro lado de la ría, el museo se veía habitado por la Valkiria. Impresionaba.

Mas cuando, ya de día, entrabas al museo... ya antes de llegar al atrio se contenía la respiración. Según iba uno acercándose una sensación de asombro y gozo se iba acentuando. Uno se sentía ante la presencia de lo grandioso.

Recuerdo la impresión de sentir el silencio sobrecogido de las personas que entrábamos y nos emocionábamos.

En el piso superior se mostraban fotografías del taller en Lisboa, y a los artesanos preparando la obra, así como transportándola e instalándola en la exposición. Se informaba del trabajo exhaustivo de 20 artesanos a lo largo de dos años. Se veía a hombre y mujeres tejiendo, bordando, cosiendo, enganchando las leds...


                
                                                                                                              


Cuando tras conocer el proceso se regresaba a las pasarelas laterales, las arterias del museo, y se miraba con detenimiento los brazos de la Valkiria que hasta allí llegaban, pudiendo apreciar los detalles del tejido, del inmenso trabajo allí contenido, la sensación de estar viviendo un momento muy especial, de contemplar la Belleza hecha arte, no quedaba otra que quedarse admirando la obra reflexionando sobre ella, su idea, su belleza, el logro de equipo artesano que era. Todo unido para comunicar la presencia femenina habitando el museo.

Hasta el siglo pasado el arte era una forma de comunicación relevante, mostraba conocimientos, doctrinas religiosas o políticas, que se leían fácilmente en el lenguaje que es el arte, asemántico por naturaleza, pero comprensible.

A partir del siglo pasado los cánones estéticos, cambiantes, propios de cada época, fueron superados por la reivindicación de libertad por parte de los artistas para poder expresar, ideas, disyuntivas, sentimientos propios a través del arte.

Ya no es tan claro el significado de las obras de arte, necesitan ser interpretadas, que el artista informe sobre su intención, su idea al crear la obra, lo que ha querido transmitir al público a través de ella. 

Lo que distingue a los objetos que el artista muestra como arte de esos mismos objetos con fines utilitarios es que el objeto utilizado por el artista “dice” algo que el artista quiere transmitir.

Las obras de arte actuales pretenden ser inteligibles, y además transmitir belleza, fuerza estética, o subversión, crítica.

Joana Vasconcelos nos transmite la idea de lo femenino habitando un espacio masculino a través de una valkiria poderosa, bella, impresionante. Y nos quiere hacer conscientes del proceso laborioso de un equipo humano para haber llegado al logro de esa Obra de Arte que es Eregia.

La artista nos ha explicado sobre qué va su obra, el por qué ha utilizado esos materiales y esas dimensiones, y ha dado pistas para hacernos reflexionar y cómo podemos relacionarnos con su obra. Cada observador hará su propia aprenhensión de la misma, pero sin alejarse de la idea que la artista ha querido transmitir.

Las obras de arte contemporáneas van necesitando de un mediador, el crítico de arte, que informe, explique la obra, la interprete, la valore de cara a un público no entendido, que muestra cada vez más interés en el arte, y que necesita que se lo interpreten para poder reflexionar y sentir con más intensidad lo que está viendo u oyendo.

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