CIENCIA Y ARTES LAS ESFERAS DE LA MÚSICA EN PARALELO A LAS HUMANAS Tarea 2.1


                           PARALELISMO DE LAS ESFERAS MUSICALES Y LAS DEL SER HUMANO

las esferas musicales y las del ser humano son dos modelos que nos sirven para entender y explicar la complejidad de dos realidades, la del ser humano y la de la música.
Desde los filósofos griegos y romanos se ha buscado un paralelismo entre el funcionamiento del ser humano y el de la música.

La complejidad de la naturaleza humana se puede organizar conceptualmente en esferas que la componen con el objetivo de estudiarla, entenderla y explicarla.

La música se puede descomponer en sus tres parámetros constitutivos para poder estudiarla, entenderla, explicarla..., y componerla: el ritmo, la melodía y la armonía.

Para establecer el paralelismo entre ambas realidades vamos a organizar el estudio de la naturaleza humana en el mismo número de esferas, tres: la biológica, la psicológica y la racional.


El ritmo de la música, la ordenación de los sonidos en la música, es la parte más ancestral de la música, el nivel del movimiento. Puede existir sin melodía y sin armonía. La ESFERA DEL RITMO se puede ver como paralela a la ESFERA BIOLÓGICA de la persona, la esfera básica, que sustenta la vida, la alimenta, proporciona la reproducción de la especie, y contiene a las otras dos esferas, la psicológica y la racional integradas en la mente.

Así el ritmo nos impele a mover el cuerpo de forma instintiva, sin proponérnoslo. Y es captado y reconocido de forma innata por todos los seres humanos desde poco después de nacer.
Se cree que fue el comienzo de la música en el proceso evolutivo de nuestra especie, mediante percusiones de la mano contra el propio cuerpo, contra los objetos cotidianos, cercanos, más adelante.

El ritmo puede organizar el movimiento colectivo facilitando el trabajo en grupo (de ahí el origen de las canciones “sea shanties” para amenizar y temporizar las tareas rutinarias de los marineros en los barcos desde el s. XIV ) Esas canciones quedarán grabadas en el cerebro de los colectivos que las compartieron. Su ritmo

les seguirá uniendo emocionalmente mientras vivan. Sólo con empezar a marcar el ritmo con la mano sobre el cuerpo o sobre la mesa que tengamos delante impelerá a las otras personas que compartieron ese ritmo en una canción, o incluso sin melodía, a unirse a marcar dicho ritmo.

En mi zona lo vivimos de forma automática, casi instintiva, con el ritmo de golpeteo de los palos contra el suelo en los cantos de Santa Águeda, que ahora todas y todos podemos cantar, pero que de niños íbamos a ver hacerlo a grupos masculinos exclusivamente. Pero en cuanto oímos los tres golpes en el suelo instintivamente comenzamos a cantar y a golpear algo a ese ritmo, aunque sea con el pie el suelo..., y nos sentimos grupo.



La melodía, la sucesión de sonidos ordenados que componen una pieza musical, es también reconocida de forma innata por el ser humano enseguida de nacer. Conecta con nuestras emociones y produce sentimientos que quedan guardados en nuestro cerebro unidos a la melodía que los provocó.

La ESFERA DE LA MELODÍA la ponemos en paralelo a la ESFERA PSICOLÓGICA de nuestra naturaleza.

La música que nos gusta es diferente en cada persona, asociada a la situación concreta en que la hemos ido oyendo, a la repetición de su audición que permite al cerebro anticipar la continuación y sentir placer al comprobar que cumple la sucesión esperada, produciendo dopamina, la hormona que estimula en el cerebro el área del placer. La música nos recompensa y nos motiva.

Que a nuestro cerebro le guste la música es porque reconoce los armónicos de los diferentes sonido que componen la melodía, las diferentes frecuencias de vibraciones que producen sonidos simultáneos que el cerebro percibe como un sólo sonido, porque reconoce patrones matemáticos. Que las cuerdas y las columnas de sonido sean las únicas capaces de producir sonidos armónicos, con orden, en vez de ruido, que es caos, ha sido un nuevo conocimiento para mí, que me explica muchas realidades vividas.

Ha sido un buen regalo de este año el vídeo de Jaime Altozano y Martín de ft.CdeCiencia “Por qué nos gusta la música” https://www.youtu.be/si-jXKZ7LGc Las melodías que nos gustan influyen en nuestro sentimientos, nos provocan sentimientos agradables, también desagradables por los recuerdos con los que las hemos guardado asociadas en el cerebro. Pueden provocar emociones que harán que esa melodías queden grabadas en la memoria con más fuerza.
Ya sabemos de la plasticidad de nuestro cerebro, que cada recuerdo se modifica cada vez que es recordado... Podemos valernos de la música para ir creando una atmósfera positiva en nuestro registro emocional en el cerebro; podemos utilizar la música para estimular sentimientos más positivos, que nos benefician...


La armonía, la superposición de los sonidos para formar acordes en la música, es una dimensión que requiere conocimiento racional para aprehenderla. Y es necesario su conocimiento para poder componer música. La ESFERA DE LA ARMONÍA es paralela a la ESFERA RACIONAL del ser humano. La capacidad de pensar, razonar, permite buscar la armonía de la música, entenderla, razonarla, explicarla, y utilizarla para componer música que consideramos bella para disfrutarla, o que nos provoque, cambiando los armónicos imperantes del s. XVI al s. XX.

Estas dos esferas, la armonía de la música y la racional humana, requieren una actividad cognitiva consciente y activa.


Comentarios

Entradas populares de este blog

"Los LOGROS de una persona dependen más de las expectativas de éxito que de las capacidades"

Tecnologías flexibles o rígidas

EL CÓDIGO GENÉTICO