LA TERCERA CULTURA según C.P. Snow y según John Brockman

Epistemología de la cultura científica Tarea 7

LA TERCERA CULTURA según C.P. Snow y según John Brockman

Charles Percy Snow fue un físico y novelista inglés del s. XX, que militó en el partido Laborista, asumiendo responsabilidades puntuales dentro del gobierno del Reino Unido.

El 7 de mayo de 1959 impartió una conferencia en la Universidad de Cambridge en la que abordó el tema de las dos culturas, ciencias y letras, manifestando que entre esas dos culturas se había interpuesto una barrera de incomunicación (los científicos físicos del s. XIX se denominaban filósofos naturales; los físicos de principios del s. XX mantenían contacto con investigadores sociales). Pero se había roto el puente que comunicaba esos dos espacios del saber humano.

Y achacaba a esa incomunicación la imposibilidad de resolver los problemas humanos a nivel mundial.
Esa conferencia fue publicada ese mismo año por la sección de Prensa de la Universidad de Cambridge con el título “The Two Cultures”.

En 1964 C.P. Snow añadió al libro una segunda parte: “A Second LooK”. En esta segunda mirada a lo contado en la conferencia de cinco años antes, con diagnóstico incluido, las reacciones a la misma, y reflexiones personales ante la observación de la ciencia en EEUU, su sistema educativo flexible y mucho más variado que el del Reino Unido, el cual obligaba a los alumnos a posicionarse en la formación en ciencias o en letras a los 15 años, habló ya de que se empezaba a vislumbrar un “Tercera Cultura”.

Se recriminó a sí mismo el no haber sabido apreciar esos indicios cuando impartió su célebre conferencia 5 años antes (conferencia para un público muy concreto, docentes y estudiantes ingleses), a pesar de que tenía datos por parte de su amigo historiador social que le mostraban que esa tercera cultura estaba emergiendo.

La “tercera cultura” se aprecia sobre todo en EEUU debido a la abundancia de disciplinas diversas en la enseñanza superior. En Yale, Princeton , Michigan, California, científicos de reconocimiento mundial daban conferencias a públicos no especializados; en el Instituto Tecnológico de California y en el Instituto de Tecnología de Massachusetts se impartía formación humanística seria a los alumnos de ciencias.

Se estaba formando espontáneamente un cuerpo de opinión intelectual entre profesionales de distintos ámbitos, preocupados todos ellos por el modo en que los seres humanos han vivido y viven actualmente, con datos reales, objetivos. Eran intelectuales del campo de la historia social, la sociología, demografía, ciencias políticas, economía, psicología, medicina, arquitectura –como arte social-. En su visión de los problemas fundamentales se apreciaba “al menos un cierto aire de familia” (C.P. Snow)

Consideraba que ya entonces había señales de que la tercera cultura estaba sucediendo, pues en todos los ámbitos de la cultura se iban compartiendo conceptos de análisis de la sociedad aludiendo a la cultura preindustrial, las repercusiones de la revolución científica, el progreso en innovación tecnológica que la ciencia iba propiciando...

Consideraba básico para el avance de esa tercera cultura que la formación académica incluyera la formación humanista entre el alumnado de ciencias, y formación básica de ciencias entre el alumnado de humanidades. “Los cambios en la enseñanza no resolverán por sí mismos nuestro problemas; pero sin esos cambios ni siquiera sabremos apreciar en qué consisten los problemas” C. P. Snow. 

Otro de los retos que contemplaba era el difícil diálogo entre ciencia pura y ciencia aplicada, que la sociedad debía conocer pues estaba influyendo en su calidad de vida, y cuya distribución era cada vez más desigual.

Otra de las necesidades que veía que había que cubrir era el conocimiento por parte de la ciudadanía del funcionamiento de la política y de los políticos por ella elegida. La política que se mostraba y la que se ocultaba.

Tanto para evitar desastres mundiales, como para ofrecer una esperanza de mejora social, era necesaria la llegada e instauración de la tercera cultura; era necesario restablecer el diálogo interrumpido, al menos en el Reino Unido, entre las dos culturas ( a pesar de que los progresos culturales nos encaminan a una cada vez más creciente especialización formativa y profesional, no siendo ya posible el enciclopedismo de siglos pasados).

Era necesario mantener una continua relación entre la ciencia básica y la aplicada, que a su vez fuera transmitida a la sociedad de forma entendible; y era así mismo importante que la política no estuviera cerrada al entendimiento de los ciudadanos.

Una ciudadanía más culta y formada tanto en ciencias científica como en ciencias sociales y políticas, más conscientes de los problemas mundiales, “del sufrimiento remediable de sus semejantes”, y como tales más responsables de ayudar a solucionarlos. Esta sería la consecuencia de la instauración de esa tercera cultura que ya vislumbraba Snow.


60 años después, tras muchos procesos socioculturales y de cambios en la política internacional, aparecen las ciencias y teorías de la complejidad, abarcando ciencias naturales, sociales y humanas, desarrollándose un área de conocimiento interdisciplinar a partir de los 80 del siglo pasado, facilitando la comunicación entre culturas diversas. Supuso una gran cobertura mediática hacia las ideas de la complejidad. Y una gran difusión del pensamiento de muchos científicos intelectuales.


John Brockman,  es un exitoso empresario cultural estadounidense, editor literario y de software, especializado en obras de divulgación científica.

Escribió y publicó en 1995 “The Third Culture”, analizando las opiniones de científicos vanguardistas a los que fue entrevistando (6 físicos, 6 biólogos –una de las cuales es mujer-, 1 paleontólogo, 1 teórico del caos, 1 filósofo, 1 psicólogo, 2 científicos cognitivos, 1 genetista, 1 teóricos de sistemas y 1 astrofísico).
En la introducción de su libro alude a C.P Snow y su apreciación optimista de que una tercera cultura estaba empezando a emerger, recobrando la comunicación entre los intelectuales de letras y los científicos de ciencias.
J. Brockman aclara que la tercera cultura que él presenta no corresponde con la que C. P. Snow veía emerger en la que los intelectuales y los científicos volverían a 
comunicarse en pro del beneficio de la sociedad y la resolución de los grandes problemas mundiales de desigualdad, injusticia y sufrimiento.

Según Brockman los intelectuales (los de letras) siguen sin comunicarse con los científicos. Son estos últimos los que se están comunicando directamente con los ciudadanos. Los pensadores de la tercera cultura prescinden de los intermediarios y expresan sus reflexiones de forma accesible para el público lector inteligente a través de los libros científicos serios que divulgan las nuevas e importantes ideas a las personas que quieren saber de forma autodidacta.

La ciencia es lo único noticiable, en lo único que se van produciendo novedades, la ciencia se está convirtiendo en cultura de dominio público.
Considera que Norteamérica es el semillero intelectual de Europa y Asia, proceso que comenzó con la emigración prebélica de los intelectuales europeos a EEUU y posteriormente con la apuesta por la inversión en la educación científica universitaria.

A través de las entrevistas a estos intelectuales científicos van perfilando esta llamada tercera cultura como la divulgación a través de libros escritos por científicos en lenguaje asequible para el público con cierta capacidad intelectual previa y con ganas de aprender. Supone un empoderamiento de la clase científica a la hora de transmitir sus ideas y conocimientos a través de la publicación de libros destinados a un público interesado, público cada vez más abundante. Y es más abundante porque el público se da cuenta de que su vida está cambiando radicalmente por efecto de los cambios tecnológicos y científicos que no entiende. Y quiere entender.

Estas ideas de la tercera cultura han sido después ampliamente difundidas a través de la plataforma EDGE que fundó, y que transformó en página web en 1997.

La tercera cultura como la difusión de la cultura de los científicos que divulgan a través de la literatura que escriben y que las personas con interés por conocer ciencia van adquiriendo.

Si para Snow la tercera cultura era la restauración de la comunicación entre literatos y científicos, para Brockman la tercera cultura es la revancha de los científicos por ocupar el espacio intelectual literario, a los que achacan su exclusión previa por parte de los intelectuales tradicionales –de letras- hacia los científicos, a los que habrían apartado del campo de la divulgación de sus ideas.

La tercera cultura para C.P. Snow era la esperanza de que la comunicación interdisciplinar entre pensadores literatos y científicos, tanto teóricos como de ciencia aplicada, conduciría a soluciones de las necesidades del mundo actual, lleno de injusticias y sufrimientos remediables con la distribución de la educación y los avances tecnológicos por todo el mundo.
La tercera cultura para J. Brockman era la recuperación del espacio literario para los intelectuales científicos, que pudieran divulgar sus conocimientos entre los ciudadanos capacitados intelectualmente, que ya disfrutan de los avances tecnológicos en sus vidas.

No hablaban de lo mismo, ni lo hacían en los mismos contextos., ni partían de intereses personales similares. 

C. P. Snow un polifacético físico y escritor, del partido Laborista británico, comprometido con la justicia social y en cómo mejorar las condiciones humanas; J. Brockman un exitoso empresario editorial especializado en libros de divulgación científica y escritor estadounidense, en la era de la informática, interesado en el marketing de los autores a los que publica.



Un último apunte tangencial

Maria Josefa Yzuel, física, presidenta del Comité Español para el Año de la Luz y las Tecnologías basadas en la Luz, en una conferencia impartida de la Biblioteca de Bidebarrieta de Bilbao el 19 de noviembre de 2015, Año de la Luz, afirmaba que "la arrogancia de algunos científicos no facilita la comunicación de la ciencia". 

Experiencia que ella había vivido a lo largo de su larga carrera profesional de grandes logros científicos cuyo conocimiento intentaba transmitir a la población en el lenguaje adecuado a cada tipo de público al que se dirigía.


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