INTELIGENCIA ARTIFICIAL
INTELIGENCIA ARTIFICIAL Tarea 1.1
Hace ya tres años E. Matute, en una conferencia sobre cómo nos relacionaríamos emocionalmente con los robots, nos mostraba tres vídeos sobre estudios que se estaban haciendo en diferentes Universidades sobre el tema, pues, nos decía, los robots ya estaban aquí, con nosotros.
Me impresionó la capacidad humana de interaccionar emocionalmente con los que sabían que eran robots, el apego que sentían por ellos (un busto robot sobre una mesa de una estudiante universitaria, en la que surgían las lágrimas cuando le informaban que había llegado el día de apagarlo; un anciano dependiente al que le llevaban a casa una semana un ayudante robot, y cómo el anciano, al tercer día, le comunicaba a su hijo que ya no hacía falta que se pasara a comprobar cómo estaba, que ya se sentía acompañado y cuidado...., por el robot... ).
En una jornada de divulgación científica organizada por la revista Muy Interesante he asistido a sendas conferencia sobre Inteligencia Artificial. En una de ellas, un investigador vinculado a una empresa de Inteligencia Artificial mostraba entusiasmado los grandes avance ya logrados –implantes cerebrales que permiten ampliar la memoria de nuestro cerebro, por ejemplo-, y las perspectivas cerebrotecnológicas que se están abriendo camino...
En la otra conferencia se nos hablaba de redes de investigadores que están tratando de alertar a los gobiernos de que hay que legislar los límites que se le han de poner a la aplicación de la Inteligencia Artificial, y que urge hacerlo ya.
Ya en Noviembre de 2017 Rafael Yuste y 20 neurocientíficos más publicaban en Nature su preocupación por la regulación cuanto antes de la regulación ética de las neurotecnologías.
Yuste sigue liderando a un grupo de neurobiólogos que reclaman inmediato estudio del reconocimiento de los “nuevos neuroderechos humanos” ante el avance imparable en neurorotecnología.
Hasta ahora las interfaces ordenador–cerebro humano se están haciendo con fines terapéuticos. Se empezó por facilitar que las personas con lesiones medulares que les dejaban tetrapléjicas pudieran contactar con el ordenador personal –con movimientos oculares, incluso-, y a través de él pudieran controlar el ambiente de su hogar, manejar la silla de ruedas, navegar por Internet, etc.
Ahora ya con electrodos externos se posibilita manejen exoesqueletos que muevan sus cuerpos paralizados...
Y ya se implantan electrodos intracerebrales...
Estoy totalmente de acuerdo en que hay que hacer un estudio ético completo para regular exhaustivamente esta nueva tecnología..., como antes se tuvo que hacer con la biología, muchos nuevos campos de la medicina, la educación, la física, la química... Según van surgiendo avances en los diversos campos del saber humano hay que ponerle estudios y normativas éticas.
Admirada leí el otro día que habían conseguido el primer antibiótico que es capaz de vencer a una decena de bacterias resistentes, a través de la Inteligencia Artificial. No en un laboratorio farmaceútico, sino diseñado por un ordenador a partir del algoritmo proporcionado por los investigadores y a partir de los datos de unos 2.500 productos farmacéuticos.
Tras probarlo en humanos demostró ser eficaz con las bacterias resistentes a los antibióticos actuales, excepto una. Le han llamado “halicina” a esta molécula poderosa, en honor a la computadora HAL de “2001, Odisea del espacio”
Y anteriormente han conseguido otro medicamento diseñado por Inteligencia Artificial, eficaz contra la Neurosis Obsesiva.
También he visto estos días otra noticia de la imagen de cómo sería una galaxia si no
existiera la materia oscura, también lograda por Inteligencia Artificial.
No sabía que era un algoritmo. Por Google entiendo que es una secuencia de instrucciones que los programadores le dan al computador para que trabaje repetitivamente con ellas en busca de la solución de un problema.
Creo que el trabajo humano ha conseguido llegar a grandes logros, en este caso en Inteligencia Artificial. Y que nos está beneficiando a toda la humanidad para superar problemas.
También creo que para este campo de la ciencia es el momento de ser regulado desde el mundo de la neuroétIca, pues la capacidad de crecimiento del alcance de los avances científicos y técnicos es muy alto en estos momentos. Se nos puede ir de las manos antes de que nos demos cuenta si no se establecen límites éticos.
Hace ya tres años E. Matute, en una conferencia sobre cómo nos relacionaríamos emocionalmente con los robots, nos mostraba tres vídeos sobre estudios que se estaban haciendo en diferentes Universidades sobre el tema, pues, nos decía, los robots ya estaban aquí, con nosotros.
Me impresionó la capacidad humana de interaccionar emocionalmente con los que sabían que eran robots, el apego que sentían por ellos (un busto robot sobre una mesa de una estudiante universitaria, en la que surgían las lágrimas cuando le informaban que había llegado el día de apagarlo; un anciano dependiente al que le llevaban a casa una semana un ayudante robot, y cómo el anciano, al tercer día, le comunicaba a su hijo que ya no hacía falta que se pasara a comprobar cómo estaba, que ya se sentía acompañado y cuidado...., por el robot... ).
En una jornada de divulgación científica organizada por la revista Muy Interesante he asistido a sendas conferencia sobre Inteligencia Artificial. En una de ellas, un investigador vinculado a una empresa de Inteligencia Artificial mostraba entusiasmado los grandes avance ya logrados –implantes cerebrales que permiten ampliar la memoria de nuestro cerebro, por ejemplo-, y las perspectivas cerebrotecnológicas que se están abriendo camino...
En la otra conferencia se nos hablaba de redes de investigadores que están tratando de alertar a los gobiernos de que hay que legislar los límites que se le han de poner a la aplicación de la Inteligencia Artificial, y que urge hacerlo ya.
Ya en Noviembre de 2017 Rafael Yuste y 20 neurocientíficos más publicaban en Nature su preocupación por la regulación cuanto antes de la regulación ética de las neurotecnologías.
Yuste sigue liderando a un grupo de neurobiólogos que reclaman inmediato estudio del reconocimiento de los “nuevos neuroderechos humanos” ante el avance imparable en neurorotecnología.
Hasta ahora las interfaces ordenador–cerebro humano se están haciendo con fines terapéuticos. Se empezó por facilitar que las personas con lesiones medulares que les dejaban tetrapléjicas pudieran contactar con el ordenador personal –con movimientos oculares, incluso-, y a través de él pudieran controlar el ambiente de su hogar, manejar la silla de ruedas, navegar por Internet, etc.
Ahora ya con electrodos externos se posibilita manejen exoesqueletos que muevan sus cuerpos paralizados...
Y ya se implantan electrodos intracerebrales...
Estoy totalmente de acuerdo en que hay que hacer un estudio ético completo para regular exhaustivamente esta nueva tecnología..., como antes se tuvo que hacer con la biología, muchos nuevos campos de la medicina, la educación, la física, la química... Según van surgiendo avances en los diversos campos del saber humano hay que ponerle estudios y normativas éticas.
Admirada leí el otro día que habían conseguido el primer antibiótico que es capaz de vencer a una decena de bacterias resistentes, a través de la Inteligencia Artificial. No en un laboratorio farmaceútico, sino diseñado por un ordenador a partir del algoritmo proporcionado por los investigadores y a partir de los datos de unos 2.500 productos farmacéuticos.
Tras probarlo en humanos demostró ser eficaz con las bacterias resistentes a los antibióticos actuales, excepto una. Le han llamado “halicina” a esta molécula poderosa, en honor a la computadora HAL de “2001, Odisea del espacio”
Y anteriormente han conseguido otro medicamento diseñado por Inteligencia Artificial, eficaz contra la Neurosis Obsesiva.
También he visto estos días otra noticia de la imagen de cómo sería una galaxia si no
existiera la materia oscura, también lograda por Inteligencia Artificial.
No sabía que era un algoritmo. Por Google entiendo que es una secuencia de instrucciones que los programadores le dan al computador para que trabaje repetitivamente con ellas en busca de la solución de un problema.
Creo que el trabajo humano ha conseguido llegar a grandes logros, en este caso en Inteligencia Artificial. Y que nos está beneficiando a toda la humanidad para superar problemas.
También creo que para este campo de la ciencia es el momento de ser regulado desde el mundo de la neuroétIca, pues la capacidad de crecimiento del alcance de los avances científicos y técnicos es muy alto en estos momentos. Se nos puede ir de las manos antes de que nos demos cuenta si no se establecen límites éticos.
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