NEUROÉTICA


                                            


                                             



Voy a hablar de la NEUROÉTICA, una disciplina que es parte de la Bioética, y que surge a partir de 2002 en base a los avances científicos de la Neurociencia., cuando especialistas de diversos campos se reunieron en San Francisco, organizados por las Universidades de Stanford y California, para analizar las implicaciones éticas y sociales de la investigación del cerebro.
 En 2003 la Society for Neuroscience organizó por primera vez una importante conferencia sobre Neuroética.

En 2006 se creó la Neuroethics Society como grupo de científicos , clínicos y otros profesionales interesados por las repercusiones sociales, legales, éticas y políticas de los avances de la Neurociencia. Algunas técnicas de imagen cerebral podrían ser utilizadas para poner de manifiesto información privada e íntima. Y esto podría vulnerar los derechos humanos individuales.
Se pedía que las inversiones en Neuroética corran a la par que las inversiones en Neurociencia.


En 2007 en Canadá la Universidad de Vancouver creó un centro de investigación dirigido a la Neuroética, para analizar las implicaciones éticas, legales, políticas y sociales de la investigación neurocientífica, el National Core for Neuroethics. 
Y en 2009 en Reino Unido la Universidad de Oxford creó The Wellcome Oxford Centre for Neuroethics, para estudiar “los efectos que la Neurociencia y las neurotecnologías tendrán en diversos aspectos de la vida humana”
Comprende aspectos científicos, filosóficos, sociales, legales y políticos que surgen del propio conocimiento científico. Es multidisciplinar, buscando la reflexión filosófica y los cambios normativos sociales y biomédicos que los conocimientos que la neurociencia va aportando obliga a ir asumiendo como sociedad.

Los innumerables avances de neuroimagen y su valoración desde el punto de vista funcional y de conocimiento sobre el funcionamiento del cerebro humano puede generar cambios sociales importantes, como ya lo hicieron en su momento los avances en la psicofarmacología.
Por ello es importante la deliberación y planteamiento ético en paralelo a los avances de la Neurociencia.

“La Neuroética contempla los efectos de las enfermedades del sistema nervioso, incorpora aspectos más filosóficos como la conciencia de sí mismo, del enfermar psiquiátrico,de la libertad, o de la mejora cerebral en el futuro o la manipulación mediante intervenciones externas sobre nuestro cerebro”.

http://scielo.isciii.es/pdf/bioetica/n28/articulo4.pdf


La Dra. Banca Morera Pérez Presidenta del Comité de ética Asistencial de la OSI de Donostia, señala que ante la enfermedad mental con su presunción de incapacidad y peligrosidad, el profesional se enfrenta al dilema de dejarlo en riesgo de abandono, a su propia suerte, o una falta de respeto a su autonomía y aplicarle medidas coercitivas, que van desde el tratamiento involuntario hasta la contención mecánica.
“Entre esos dos elementos debemos buscar el equilibrio”, apunta Morera, que apuesta por “valorar en profundidad “ la capacidad del paciente con enfermedad mental “no sólo para la toma de decisiones sanitarias, sino para cumplir sus expectativas vitales”.
Ante cualquier dilema ético, sea bioético o más específicamente neuroético, utiliza el método deliberativo, alejándose explícitamente de los extremos en la toma de decisiones, pues aunque nuestro cerebro plantea los problemas dilemas de si/no, blanco/negro, hay que contemplar la parte emocional que está pegada a cada extremo de cada planteamiento ético, y eso se puede hacer deliberando, analizando los diferentes componentes del dilema y sus implicaciones, también las emocionales.

https://www.eldiario.es/sociedad/identificar-enfermedad-mental-incapacidad- psiquiatria_0_335616939.html


La primera vez que oí hablar de neuroética fue en la convocatoria de unas jornadas anuales en el Hospital de Basurto de Bilbao, para profesionales del sistema público de salud, Junio de 2013. Desde entonces he estado acudiendo a la cita año tras año. Lo que me impactó hace 7 años, y me ha ido ratificando año tras año, fue la valoración que esta profesional hacía de la enfermedad mental, del daño cerebral adquirido..., y de la psicopatía. Morera es para mí una referente en este campo de la Neuroética.

Con ideas muy claras, lógicas y congruentes exponía los derechos de los enfermos y de los lesionados cerebrales con afectación cognitiva, motora o sensitiva.
De forma igualmente clara exponía cómo debía defenderse la sociedad desde las leyes, y las personas en particular desde el conocimiento, de las personas con psicopatía.


La neurociencia ya permite obtener información de neuroimagen para hacer un diagnóstico de psicopatía, avalado con más pruebas neurofisiológicas.
Esta profesional es demandada desde el poder judicial, la fiscalía, para dirimir dilemas ético-morales sobre la culpabilidad y responsabilidad de las personas que han cometido un delito o infringido una norma mayor.



Ante los avances de la neurociencia han surgido voces cuestionando el concepto de culpabilidad. La Neuroética ayuda a dirimir estos asuntos desde el diálogo y la reflexión interdisciplinar entre la Neurociencia, la filosofía, el derecho y la política.

En su Tesis Doctoral de octubre de 2018 “Derecho Penal y Neurociencia: Crisis del Principio de Culpabilidad” Manuel Navarro Fumero hace un interesante aporte a uno de los debates de mayor actualidad en el derecho Penal:
Se propone dar respuesta a la pregunta sobre el fundamento y razón de la culpabilidad, cuando el desarrollo de la neurociencia permite empezar a sospechar que los comportamientos de una persona no son del todo libres, ni vienen de un proceso de decisión y elección plenamente consciente.


Tras analizar diferentes aportes de la Neurociencia, del Derecho y de la Filosofía va reflexionando “Debido a que como consecuencia de la concatenación de la amígdala, el hipocampo y el nudo ventral y dorsal, la memoria emocional (que trabaja de modo inconsciente) tiene la primera y la última palabra en lo que concierne a la aparición de deseos e intenciones “.

Los científicos naturales y los científicos sociales se han preguntado :
¿Es el cerebro, por sí sólo, el que toma las decisiones antes de que seamos conscientes de ellas?
¿Es posible negar la libertad de decisión del ser humano?
¿Descansa el Derecho Penal y su teoría del delito sobre un principio de culpabilidad que tiene fundamento?


Tras un muy interesante y exhaustivo aporte de información y reflexión, tras las conclusiones finales, hace una serie de recomendaciones sobre retos y modificaciones en el derecho penal, entre las que le resalto:
“Expandir los límites del derecho penal de culpabilidad, para que, restrictivamente, adopte una idea del derecho penal de peligrosidad como la definición de la medida o grado constatable de determinación del individuo.... Se tomen en cuenta las características genéticas, neurobiológicas y sociales de un individuo para atenuar o agravar su pena, sin caer en un derecho penal de peligrosidad”.

“Incluir un curso optativo de “Neurociencia y Derecho Penal” en el Programa de Posgrado de Derecho”

http://iij.ucr.ac.cr/wp-content/uploads/bsk-pdf-manager/2018/11/2-TESIS.pdf



Para concluir, ante el avance tecnológico que permite intervenir en el cerebro humano para mejorarlo, investigaciones que comenzaron buscando una mejora funcional a personas con incapacidad motora, para que pudieran, a través de una accesibilidad a un ordenador manejado con el mentón, el movimiento ocular, un punzón bucal, un punzón en diadema frontal..., manejar su ambiente: controlar su silla de ruedas eléctrica, abrir y cerrar puertas, ventanas persiana, encender y apagar luces y aparatos eléctricos... actualmente está permitiendo implantes
cerebrales en personas sin discapacidad alguna, para mejorar la capacidad del cerebro humano. Ya se está haciendo.
El cerebro como interfaz del ordenador.


El neurobiólogo Rafael Yuste, profesor de Ciencias Biológicas y Neurociencia en la universidad de Columbia, que lidera el Proyecto Brain que engloba 500 laboratorios en EEUU y el resto del mundo, busca mapear el cerebro , la actividad de todas ya cada una de sus neuronas, para descifrar su funcionamiento y ofrecer soluciones a los problemas que sufre, advierte:
Ante los avances imparables de la Tecnología y la Neurociencia es el momento de ponernos a desarrollar los “neuroderechos”, para defendernos ante el riesgo a la manipulación del cerebro humano:
“Los `neuroderechos ́ deberían estar en la Declaración de los Derechos Humanos”

Yuste es también un referente en Neuroética.

https://www.elmundo.es/ciencia-y- salud/ciencia/2018/11/07/5be1e9c9e2704eb71c8b4627.html

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